Entre copa
y
copa,
me dí cuenta
una
mañana.
Me dí cuenta, así, de súbito.
Como la iluminacíon japonesa.
Como una cachetada inesperada,
como pisar un sorete descalzo.
Que la amada poesía,
más que ámbito fértil de la expresión,
es un gris páramo de
ambivalencias y
gestos.
viernes, 18 de julio de 2008
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